Formato de la cursada:
Cuatro clases presenciales de dos horas de duración.
Día y horario de la cursada: viernes 6, 13, 20 y 27 de abril de 19 a 21 hs.
Lugar: CAEG Av Boedo 456 5B CABA.
Materiales: se trabajará con textos académicos de historia y política, documentos, fuentes periodísticas, films documentales y de ficción.
Docente a cargo del seminario: Diego Hernando Gómez (sociólogo e historiador)
Costo del seminario: 1000 pesos.
Se entregarán certificados de asistencia
Contacto: caegeopolitica@gmail.com 155-317-3500
La Federación de Rusia, el país más extenso del mundo, ha sido históricamente junto con Turquía, su rival geopolítico por varios siglos, la bisagra entre Europa y Asia. Ocupa geográficamente toda el Asia del Norte y 2/5 de Europa. Comparte frontera con 16 países y sus costas están bañadas por el Océano Ártico, el Pacífico del norte, y por mares interiores como el Báltico, el Negro y el Caspio. En la Federación habitan, desde siempre, distintos pueblos con idiomas y patrones culturales y religiosos absolutamente heterogéneos, aunque debido a ciertas prácticas estatales de homogeneización, el idioma y otros componentes de la cultura rusa le ha sido impuesto a la mayoría de ellos hace siglos.
Pese a que el primer Estado formal constituido en su actual territorio, la Rus de Kiev se impuso en el siglo IX y se convirtió rápidamente en la heredera del Imperio Bizantino en esa zona para luego descomponerse, no fue hasta la creación del Principado de Moscú, y de la posterior reunificación rusa dirigida por este, que se constituyó una formación estatal que ha perdurado hasta el día de hoy sin interrupciones en el medio.
Con el pasar de los siglos este país se convirtió en una gran potencia regional que a través de la anexión de territorios se constituyó en un poderoso y temido Imperio. Una monarquía que más de una vez salió en defensa del status quo europeo y por la que se lo conoció como el “Gendarme” de la región frente a las revoluciones burguesas del siglo XIX. Imperio cuya expansión final a través del control de los Dardanelos y el estrecho del Bósforo no pudo concretarse ya que pese a la superioridad económica y militar que este tenía frente al decadente Imperio Otomano, el respaldo que la potencias occidentales le dieron siempre a este último evitaron la concreción del anhelado “puerto de aguas calientes” para la Rusia Zarista.
Fue por, entre otras cosas, la tardía adopción de un régimen económico capitalista y su formato de Imperio multinacional en un mundo de naciones fragmentadas bajo los mandatos del Imperialismo financiero occidental, su incapacidad de regir de manera burocrático racional un extenso y heterogéneo territorio, y por la eficacia de un movimiento revolucionario que aprovechó cada error cometido por el Zarismo, que el Imperio cayó en manos de una revolución liberal que rápidamente se transformaría, en 1917, en la primer revolución marxista de la historia, la Revolución Rusa, y que transformaría al más arcaico de los Estados Europeos en el primer estado socialista de la historia mundial, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Fue durante los 70 años de socialismo real (término discutido y controvertido pero utilizado por la propia dirigencia de la URSS) que distintos cambios se dieron, tanto en el formato político e ideológico del estado revolucionario, como en sus medidas tanto hacia adentro como hacia fuera de sus fronteras. Del socialismo de vanguardia internacionalista de Lenin y su Comité Central (en el que la influencia de León Trotsky fue notable) al cambio de paradigma luego de la llegada al poder de Josip Stalin y su “socialismo en un solo país”, pasando por las purgas, la colectivización y la creación de un culto a la personalidad. De la “desestalinización”, a la “coexistencia pacífica” con el capitalismo occidental, y la creación de una férrea nomenclatura burocrática que perduró hasta la implosión de la URSS en 1991, todos estos cambios alteraron la percepción de lo que era, un Estado Obrero, un término que si uno se basa en la doctrina marxista y leninista original, resulta casi un oxímoron.
La URSS también sufrió el embate de distintas guerras, como la Guerra Civil y sobre todo la Segunda Guerra Mundial, todas absolutamente feroces y en las que los enemigos del Estado Socialista se ocuparon sistemáticamente de atacar a la población civil. Fenómeno que no se dio con tanta frecuencia en el resto de los conflictos bélicos intra-capitalistas del siglo XX.
Pese a que la URSS logró mejorar substancialmente el nivel de vida de la mayoría de la población (que sobrevivió en condiciones semi-serviles hasta el fin del Zarismo), modernizar el país y constituirse en la segunda potencia económico-militar luego de la mitad del siglo XX, las consecuencias tanto de su “Guerra Fría” con el Occidente Capitalista, como de los incontables errores cometidos por su represiva y burocrática casta dirigente, pero sobre todo por su incapacidad de expandir su modelo político social por los países desarrollados, llevó a su derrumbe auto provocado a principios de la década del ’90. Derrumbe orquestado por los miembros de la nomenclatura soviética, quienes de la mano del capital occidental restauraron violentamente el capitalismo y acabaron con el modelo socialista de bienestar social.
Esta restauración capitalista y el loteo de ese gran país por un grupo compacto nacido del seno de la burocracia soviética, llevó a un deterioro notable de todos los índices de vida de la renombrada Federación de Rusia, y logró, sobre todo, horadar como nunca antes su posición de potencia geopolítica mundial, lo que llevó a que pierda influencia tanto a nivel regional como hacia adentro de sus fronteras. Fue durante esta época que se dieron en su territorio dos nuevas guerras, ambas orientadas al control de la región de Chechenia, ambas en las que el Ejército Ruso cometió atrocidades de todo tipo y en las que el factor islámico fundamentalista apareció por primera vez en el mundo.
Fue recién con la llegada al poder de Vladimir Putin, hombre fuerte proveniente del corazón de los servicios secretos rusos, y una nueva casta dirigente, también originaria del aparato de Inteligencia soviético, que el país logró rencausar su influencia política mundial y retomar algo de la independencia que había caracterizado históricamente a las Rusias, tanto en su fase zarista como en su fase soviética. Este nuevo estilo dirigencial, más represivo que el de los ’90 y más eficiente en su manejo de la economía, que ha vuelto a ser controlada por el Estado, no ha morigerado la rapacidad del capitalismo ruso ni ha redistribuido la riqueza que los llamados oligarcas, siguen detentando al día de hoy.
El propósito del seminario es estudiar la ubicación histórico-política de las Rusias, desde finales del siglo XIX hasta el presente. Esto especialmente orientado su contexto geopolítico eurasiático y a la fuerte influencia que, sobre todo la URSS, tuvo a nivel mundial. También intentaremos analizar e interpretar sus alianzas políticas externas para emparentarlas con la vida política interna de cada período histórico. Para ello se tendrán en cuenta las transformaciones políticas, económicas, culturales e ideológicas de un país nexo entre Europa y Asia, en el que con socialismo o con capitalismo, la presencia del Estado en la vida pública, y privada, de sus ciudadanos, es más fuerte que la de la mayoría de los países del mundo.
El presente seminario tiene como objetivos:
* Analizar mapas de la región, relacionando la demarcación de fronteras, el estallido de conflictos bélicos y el desarrollo de los movimientos políticos en su contexto histórico.
* Analizar los múltiples vínculos de Rusia con las potencias regionales (Turquía, India, Irán) y con las grandes potencias mundiales (Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, China).
* Analizar el rol de las ideologías que han guiado al Estado ruso.
* Estudiar y analizar el condicionamiento que tuvieron la Dos Guerras Mundiales y la Guerra Fría en tanto provocadoras de una sustantiva transformación política.
* Analizar el rol de la religión cristiana ortodoxa y del agnosticismo socialista.
* Analizar críticamente los efectos del Nuevo Orden Internacional desde desaparición de la Guerra Fría y la consolidación de los Estados Unidos como potencia hegemónica.
*Estudiar, históricamente, la relación entre nacionalismo y capitalismo.
*Estudiar las relaciones imperialistas que Rusia ha tenido, tanto en sus fases capitalistas como en su fase socialista.
UNIDADES:
UNIDAD I: Los orígenes históricos de Rusia y su constitución cultural, política y social a través de los siglos. La estructura social del zarismo: la monarquía, la nobleza y el campesinado. La caída del zarismo, las revoluciones rusas de 1905 y 1917. La Guerra Civil Rusa, los rojos contra los blancos. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se consolidan.
UNIDAD II :La Nueva Política Económica (NEP). Consolidación de un sistema de planificación centralizada. Socialismo en un solo país. Las transformaciones en la política de las nacionalidades. La línea de los Frentes Populares y el Pacto Molotov-Ribbentrop. Las ideologías entran en guerra total: La Segunda Guerra Mundial (la batalla de Stalingrado) y el triunfo de Ejército Rojo. La Guerra Fría y las zonas de influencia soviética. Muerte de Stalin: la desestalinización y el deshielo de la era Jrushchov. El Pacto de Varsovia (1955) como par antagónico de la OTAN. Tensión dentro del bloque soviético: la Revolución Húngara (1956) y la Primavera de Praga (1968). Los enfrentamientos indirectos de la Guerra Fría: Corea, Vietnam, Afganistán, etc. La carrera armamentista contra los Estados Unidos. La década de 1980: la Perestroika la Glasnost y el comienzo del fin.
UNIDAD III:
La desintegración de la URSS. La Federación Rusa ingresa al capitalismo: veloz proceso de privatización de la economía, las empresas son adquiridas por sus antiguos directores (nueva clase de ricos cercanos a las mafias y al capital occidental). La Guerra de Chechenia. Política exterior de Boris Yeltsin: “la tiranía débil”. Guerra Civil en Georgia: independencia de Abjasia y Osetia del Sur. Intento de entendimiento diplomático con Estados Unidos de América y Europa Occidental. La era Putin: Rusia recupera autonomía política en materia internacional: la anexión de Crimea, la República Popular de Donetsk. Objetivo geoestratégico: consolidar la influencia rusa en el Cáucaso y Asia Central. Guerra en Siria: Rusia toma la iniciativa en defensa de su Aliado Bashar al Assad y logra derrotar, en los hechos, al Estado Islámico en el país.