Introducción:
Territorio inmensamente rico, tanto en diversidad cultural como en riqueza natural, América Latina ha sido, desde su constitución bajo la colonización europea, escenario de distintos procesos contestatarios frente a la dominación extranjera y autóctona. Algunos de de origen popular y otros basados en disputas por el poder de las élites locales. Tanto en los incipientes levantamientos indígenas de Tupac Amarú II y Tupac Katari en el siglo XVIII, como en instancias más exitosas como fueron las revoluciones independentistas del siglo XIX, los anhelos de mayor bienestar y soberanía por parte de las poblaciones sometidas frente al expolio de las clases dominantes, fue canalizado por parte de las clases dirigentes de estos procesos. La incapacidad, o desidia, que tuvieron estas incipientes burguesías latinoamericanas a la hora de transformar las relaciones sociales y económicas imperantes en la región causaron que el entusiasmo que alguna vez habían provocado los procesos de emancipación se fuera extinguiendo.
Es así como luego de un siglo de guerras civiles y formación de Estados nación en la región, los primeros atisbos de lo que luego serían distintos procesos revolucionarios comenzaron a surgir en América Latina. Procesos que, al igual que las revoluciones liberales del siglo XIX, tenían un correlato en los nuevos movimientos que surgían en todo Occidente, especialmente en Europa. El surgimiento de nuevas formaciones políticas contestatarias, ancladas en la clase trabajadora e independientes de la burguesía, que se proponían culminar la tarea que las revoluciones liberales habían dejado inconclusa: Sumarle a la soberanía política un nuevo capítulo, el de la soberanía social y económica.
El primer acontecimiento en este sentido fue la Revolución Mexicana, un intrincado proceso político que comenzó con un cariz liberal pero culminó, aunque traicionado, imbuido de un nacionalismo revolucionario y plebeyo, con Pancho Villa y Emiliano Zapata como máximos exponentes y con una notable vitalidad popular.
El primero de los cuatro procesos de lucha armada en América Latina que estudiaremos en este seminario se nutrió de manera directa, a nivel ideológico, del éxito del nacionalismo revolucionario mexicano. El Sandinismo fue la resistencia armada y política que el llamado “General de los hombres libres” Augusto César Sandino, encabezó tanto frente a las fuerzas de ocupación norteamericana, cómo a sus aliados locales en Nicaragua a principios del siglo XX. Una lucha cuya primera etapa duró de 1926 a 1933 y que contó con el apoyo de grandes masas de campesinos, las que encontraron en esta causa política una vía que le pusiera fin al neocolonialismo del capital norteamericano que padecían de jgual manera a como lo hacian en el sistema de haciendas durante la ocupación española. Pese a la derrota de la primer etapa de este proceso, su legado se mantuvo vivo en la memoria popular y desencadenó una resistencia, armada y política, que se perpetuó con el pasar de las décadas y que, atravesada luego por el marxismo, la experiencia de la Revolución Cubana y las tensiones de la Guerra Fría, culminó con lo que fue la única revolución exitosa de Centroamérica: La Revolución Sandinista de 1979. Proceso, que derrotado años después en las urnas y desmontado en la década del ’90, es heredera de la actual conducción política del país, un Sandinismo muy diferente al proyectado por la revolución y al que muchos de sus adherentes originales denuncian como una desviación notable del mismo.
El segundo de los casos a estudiar se dió en Colombia y es el único de los cuatro procesos de lucha armada en América Latina que continúa en existencia, aunque todo indica que está a punto de culminar con esa condición.
El origen de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, tiene su origen, no sólo en la explotación hacendada, que al igual que en Nicaraguaa pervivió y mantuvo a la población campesina en condiciones semi feudales luego de las revoluciones independentistas, sino en un momento político en particular, lo que se conoció como La Violencia. Una guerra civil entre los dos partidos mayoritarios, el Liberal y el Conservador, y que tuvo origen en el asesinato en 1948 del caudillo liberal de prédica populista, Jorge Eliecer Gaitán. Es de esta cruenta guerra civil, que sectores liberales de base salen convertidos en milicianos armados. Es frente a esto y a la influencia que el viraje socialista de la Revolución Cubana tiene en sus cuadros, que se inicia lo que hoy conocemos como las FARC. Una guerrilla marxista-leninista, de base campesina, que intentó en estas cinco décadas de existencia construir un modelo de contrapoder frente al Estado colombiano. Modelo que en ningún momento logró expandirse de su zona de influencia y que ha llevado a una situación de empantanamiento político frente a una burguesía colombiana que, no acepta la inclusión de las FARC en la democracia representativa (en la década del ’80 se masacró a los dirigentes de lo que fue el primer intento de desmovilización democrática) y que es a su vez sostenida fuertemente por por los Estados Unidos, tanto en lo económico como en lo militar.
El tercer proceso es el más cercano de todos. La experiencia uruguaya del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Pese a la brevedad de esta experiencia en su fase de lucha armada (de 1960 a 1972), lo interesante de este movimiento es el contexto en el que nació y las repercusiones que tuvo en la vida política uruguaya luego de abandonar las armas .
No se puede entender el surgimiento de esta experiencia sin indagar en el fracaso de lo que fue el Estado de Bienestar más sofisticado de la América Latina del siglo XX: el Battlismo uruguayo. Un sistema que se sustentaba en un acuerdo de ciertos sectores de la burguesía terrateniente aliada al capitalismo británico y norteamericano con ciertas cúpulas sindicales, y que logró pervivir hasta que la propia naturaleza del capitalismo dependiente latinoamericano y las tensiones de la Guerra Fría corrieron al sistema cada vez más hacia la derecha, tanto en lo político cómo en lo económico. Esto sumado a la toma de conciencia de amplios sectores de la clase obrera uruguaya de su notable explotación (la situación de los cañeros del Norte es bastante representativa) llevaron a una radicalización de ciertos sectores de la izquierda y del nacionalismo popular uruguayo. Radicalización que confluyó en la formación de un grupo guerrillero de matriz urbana, un fenómeno poco frecuente en la América Latina de los ’60, en la que la Revolución Cubana y el foquismo eran un modelo a seguir. La posterior derrota militar de la experiencia Tupamara y su reconversión al sistema político uruguayo dentro de la izquierda moderada, supone una experiencia novedosa para las agrupaciones de izquierda armada de la región.
El cuarto de los procesos revolucionario es el más insólito y controvertido de todos. Sendero Luminoso surgió en el Perú como un subgrupo maoísta del Partido Comunista. Uno de tantos desprendimientos, críticos de la línea Soviética del Partido. Lo particular que tuvo este proceso, que rápidamente tomó el camino de la lucha armada, fueron dos elementos: uno el veloz y sorprendentemente eficaz culto a la personalidad que recubrió al líder de la formación, el profesor Abimael Guzmán, cuyo perfil mesiánico y esotérico era más semejante al del líder de una secta que al cabecilla de un partido de izquierda. El otro elemento notable fue la veloz inserción que este tipo de maoísmo, de origen intelectual, tuvo en ciertos sectores del campesinado más explotado del sur andino peruano. Poblaciones en donde ni siquiera había un control institucional del territorio por parte del Estado. Combinación que tuvo ribetes dramáticos al comenzar la así llamada “Guerra Popular Prolongada” que llevó a Sendero Luminoso a enfrentarse de manera letal, no sólo al Ejercito peruano, sino también a todo aquel que no coincidiera con sus postulados, incluido partidos y dirigentes políticos de izquierda. Este proceso y su posterior represión, regaron de muertos todo el territorio peruano. Un proceso que culminó con peores condiciones sociales de las que había en el inicio del mismo y que resultó en un importante retroceso para la izquierda en el Perú.
Unidades:
Unidad I-Lucha armada en Nicaragua-Frente Sandinista de Liberación Nacional: La fallida campaña de Augusto César Sandino contra la invasión norteamericana y sus aliados locales. Resistencia popular y reagrupamiento del Sandinismo frente a la larga dictadura de los Somoza. Virajes ideológicos: del nacionalismo revolucionario al socialismo. Consolidación del Sandinismo entre la juventud nicaragüense y guerra de guerrillas al Estado. La Revolución de 1979 y un nuevo modelo de sociedad. Avances y retrocesos del proceso Sandinista frente al imperialismo norteamericano y al “cerco” centroamericano. Guerra contra los contras. Fracaso electoral en 1990 y fin de la experiencia sandinista. Regreso al poder de una versión diferente y controversial del Sandinismo en la década del ‘2000.
Unidad II-Lucha armada en Colombia-Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia: La Violencia, guerra civil colombiana. Pase a la clandestinidad de las milicias liberales. Viraje ideológico: del liberalismo progresista al marxismo. Control del territorio por parte de las FARC y enfrentamiento primigenio con el Estado. Consolidación del proyecto revolucionario y primer proceso de desmovilización democrática. Masacre de activistas desmovilizados de las FARC y regreso a la clandestinidad. Enfrentamiento y convivencia con los paramilitares de Derecha y el narcotráfico. “La larga soledad” luego de la caída del Muro de Berlín y la creciente marginación política. Intervención militar norteamericana con el Plan Colombia. Secuestros, guerra al ejército y dos planes de paz. Actual proceso de desmovilización de la mano de un gobierno débil.
Unidad III-Lucha armada en Uruguay-Tupamaros: Fin del pacto de bienestar uruguayo y derechización de las clases dominantes. Viraje ideológico: del nacionalismo popular al socialismo latinoamericano. Primeros enfrentamientos armados con el Estado y organización popular de base. Encarcelamientos, avances y retrocesos del proceso Tupamaro. Encarcelamiento masivo, derrota político-militar y represión estatal antes y durante la dictadura militar uruguaya. Reconversión político-democrática luego de la dictadura e inserción institucional. Llegada al poder político a través de las urnas dentro del Frente Amplio. Límites y retrocesos en la gestión de gobierno.
Unidad IV–Lucha armada en el Perú-Sendero Luminoso: Origen del comunismo peruano y el perfil maoísta de los fundadores de Sendero Luminoso. Atraso y explotación del campesinado peruano del sur andino. Dictaduras y democracias blandas. De la lucha universitaria política a la “Guerra Popular Prolongada” en los cerros del sur. Del «Pensamiento Mao» al «Pensamiento Gonzalo». Inserción en círculos universitarios e intelectuales e inserción entre sectores campesinos e indígenas. Culto a la personalidad, mesianismo y sectarismo. Persecución y asesinato de izquierdistas traidores y campesinos reticentes a la colaboración. Represión ilegal por parte del Estado y extensión territorial de la lucha armada. Uso de tácticas terroristas y avance hacia los centros urbanos. Derrota militar y política de Sendero por parte del Estado peruano y aniquilamiento ilegal de su militantes. Supervivencia clandestina de sus miembros y retroceso generalizado de la izquierda en el Perú.
El presente seminario tiene como objetivos:
* Analizar mapas de la región, relacionando las causas estructurales que originaron el estallido de estos procesos armados y el desarrollo de los movimientos políticos en su contexto histórico.
* Analizar los elementos simbólicos e ideológicos de las organizaciones revolucionarias entre si y con respecto a otros movimientos políticos latinoamericanos y mundiales.
* Estudiar y analizar el condicionamiento que el fin de la Guerra Fría y la derrota del bloque socialista tuvo en lo que respecta a la transformación política de cada movimiento y a su inserción, o no, en el esquema democrático liberal capitalista.
* Analizar la metodología de la lucha armada como medio para obtener un fin político.
* Analizar críticamente los efectos de la Revolución Cubana como experiencia política a imitar en la región
*Estudiar, históricamente, la relación entre el socialismo y el nacionalismo revolucionario.
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